Con ocasión de
celebrarse el Día del Defensor Público, la Oficina Nacional de Defensa Pública
(ONDP), depositó una Ofrenda Floral en el Monumento de Fray Antonio de
Montesinos y ofreció una misa de Acción de Gracias en el Convento de Los
Dominicos. La Eucaristía oficiada por el padre José Hernando Hernando (Padre
Pepe), estuvo encabezada por la directora de la Oficina Nacional de la Defensa
Pública, doctora Laura Hernández Román.
El evento es celebrado en el marco del 505 aniversario del
célebre Sermón de Adviento de Fray Antonio de Montesinos y su reconocimiento
como primer defensor de los derechos de quienes no tienen voz, "Ego vox
clamantis in deserto,": Yo soy la voz que clama en el desierto.
En su discurso, la doctora Hernández Román recordó la figura
de Fray Antonio de Montesinos como el
precursor de lo que hoy conocemos como el defensor/a público/a. “Al ser
él, conjuntamente con toda la orden de los dominicos, quien primero luchó por
el respeto de los derechos humanos en el hemisferio”, y añadió que todos
tenemos el deseo de vivir en un mundo más justo, más libre y más solidario, y
esta, ha sido la aspiración común de muchos desde que existe el ser humano.
La directora de la ONDP agregó que “hoy Montesinos nos hace un llamado, un grito desesperado, a
todos los que estamos aquí. A todos los que somos privilegiados, los que hemos
tenido acceso al conocimiento, que da libertad de elección. Tenemos el reto de
ser la voz que clama en el desierto, de no hacernos cómplices del sistema”.
A la ofrenda
asistieron, las Sub-directoras Técnica y Administrativa-Financiera, los
Coordinadores (as) Departamentales y Distritales, defensores(as) públicos(as),
abogados(as) adscritos contratados(as), abogados(as) de oficio, y además
miembros del personal administrativo y técnico de la Oficina Nacional de
Defensa Pública.
La doctora Hernández Román, terminó sus palabras con la frase de Mahatma Gandhi:
“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que
fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven
así porque no nos animamos a pelear”.
¡Que viva Montesinos! ¡Que viva la República Dominicana!
Demos vida los derechos humanos.
Al finalizar la eucaristía, el sacerdote manifestó –en
nombre de los dominicos- que el Sermón de Adviento sigue vivo. “Hoy por hoy se
hace necesario renovarlo en un momento de pobreza de valores, donde las cosas más importantes son insignificantes, donde se enaltece la pasión y no el amor,
donde la desigualdad social es el pan de cada día, donde la violencia y la
impunidad son hermanas”, acentuó.
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